No podemos cancelar nuestro pasado ni huir siempre de él por cualquiera de los posibles "mecanismos de negación"...
Cancelar voluntariamente vivencias del pasado es guillotinar nuestro yo; equivale a introducir una solución de continuidad en nuestra vida; y esto es quedarse sin historia (sin “hilo histórico”). Estos acontecimientos que nos han mortificado en el pasado son parte de nuestro yo personal; los necesitamos para entender quiénes somos, pues ellos, aún siendo hirientes, explican lo que somos ...
Ahogar o matar interiormente el niño o el adulto que uno ha sido en algún momento cruel o desgraciado de la vida , equivale a matar la persona que somos ahora... De este modo nunca acabamos de nacer.
Si matamos nuestro pasado o una parte de él, dejamos de existir. Éste es el drama profundo —e infructuoso— de quienes pretenden cancelar su pasado. Por otra parte, suele producir el efecto contrario, porque no podemos destruir el depósito subconsciente de nuestra memoria y, en consecuencia, este intento de “olvidar” suele ir de la mano con el “pánico de recordar lo que no queremos recordar”.
Éste es el motivo por el cual algunos hechos reprimidos en la vida consciente emergen, muchas veces, sin cesar...
Como Cristianos... el dolor, el sufrimiento, la enfermedad, el abandono, la muerte,... vivida desde una perspectiva de fe en el perdón que viene de Dios, en el perdón para con los demás, y para con nosotros mismos; es lo que hace que la llama de la esperanza sobreviva ante cualquier acontecimiento de este tipo ...
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